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Dos jóvenes de Panes trabajan para obtener la IGP de su faba asturiana

Dos jóvenes de Panes trabajan para obtener la IGP de su faba asturiana

Dicen que la legumbre que nace en las vegas que baña el río Cares-Deva, a la vera del Pico Jana y al cobijo del Valle de Peñamellera, tiene un sabor diferente, ¿muy fino¿ y apto para una gastronomía rica en sabor y calidad. Y así lo entienden Pedro Fernández y Fernando Álvarez, dos vecinos de Narganes y Panes (Peñamellera Baja) que pronto se dedicarán en exclusiva a la producción de alubias tradicionalmente asturianas.

Tanto es así que, desde el pasado año, han puesto en marcha una experiencia piloto que pasa por cultivar tres tierras (en las vegas de El Mazu y Siejo), algo más de dos hectáreas, y dar los pasos necesarios para conseguir la Indicación Geográfica Protegida (IGP) que les marque las pautas necesarias a seguir para lograr un producto de máxima calidad, certificado en su origen y cualificado para su venta con garantías.

Estos emprendedores se nutren para dar forma a su proyecto de informaciones técnicas aportadas por el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (SERIDA) para avanzar en el estudio de su proyecto. Son asiduos a charlas o talleres donde aprenden las conclusiones de los programas de investigación agraria y alimentaria impartidos por la Administración regional. Pero sus máximas aportaciones ¿vienen de vecinos, de gente que ha cultivado la tierra siempre, de personas que pueden contarnos qué hacer y cómo según las características de la tierra, el tiempo, el clima y las condiciones que se vayan generando en el proceso de siembra, producción y recolección¿. En definitiva, de vecinos de Peñamellera que han plantado en las mismas tierras que ellos utilizan ahora.

La intención de Pedro y Fernando es lograr una producción de alubias de fabada y verdina que este año estarán asociadas al maíz. Un cultivo que requiere una inversión más pequeña de lo que les supondría sembrar únicamente la alubia y que puede alcanzar rendimientos de entre 600 y 800 kilos por hectárea. Es, dicen, ¿un sistema poco productivo¿, pero no tienen prisa y prefieren ¿ir despacio¿ hasta poder ofrecer un producto en condiciones perfectas. Su experiencia del año pasado no fue del todo buena porque varias enfermedades acabaron con parte de la producción. No fue un mal que atacara en exclusiva a la plantación de estos jóvenes, fue una enfermedad que acabó con gran parte de los cultivos ganaderos en la zona debido a la sequía. La parte positiva es que ¿vendimos todo lo que producimos¿ y eso es un buen comienzo. En sucesivas temporadas de siembra irán creciendo en número de kilos sembrados y el objetivo es envasar con nombre propio siempre manteniendo las condiciones marcadas por la IGP.

Una idea que surge de la crisis

La crisis y la falta de trabajo es lo que ha empujado a estos dos peñamelleranos a encontrar en la agricultura una posibilidad de futuro. Fue Pedro quien, al quedarse parado, decidió volver a plantar la huerta que ha habido en su casa de Narganes toda su vida. ¿Mis padres tienen tierras mayores al huerto que se plantaba siempre y decidí, por sugerencia de algunos amigos, plantar unas -alubias- verdinas para consumo propio¿, explica.

Aquella iniciativa fue creciendo hasta generar un proyecto de estas características. La alubia de fabada ¿se vende porque no hay suficiente producción en Asturias¿, señala. Sin embargo, ¿entra mucha legumbre de fuera que se vende a precios inferiores, pero es de peor calidad¿. Otra tarea, señala Pedro, ¿será la de concienciar a la gente para hacerles entender que si el producto que procede de la tierra es más caro es porque su calidad es mayor¿. Un tema que genera un debate estéril, pero que podría finalizar ¿si nos respalda la IGP y la etiqueta de nuestro producto certifica la calidad del mismo¿.

El sistema productivo ni empieza ni termina en las tierras. Comienza con la búsqueda del producto lejos de ellas y termina con el secado de la recolección en un inmueble apto. En el primer caso, Pedro y Fernando escogieron la alubia a plantar después de varias visitas a distintos puntos de venta. ¿Queríamos el mismo color y el mismo tamaño¿ para hacer una alubia propia, idéntica y de características que, con el tiempo, se asocien a su empresa. Una especie de seña de identidad. Y en el segundo caso, alquilar una lugar para secar la producción es un coste económico que de momento, esta joven idea, no puede soportar, ¿pero los vecinos no ayudan con lo que pueden¿. José Rubín, por ejemplo, ¿nos dejó una nave donde poder secar el pasado año¿, otros nos aran el terreno¿  un modo de crear lazos de solidaridad entre vecinos.

El mercado para poner a la venta la producción que obtengan es todavía muy cercano, acorde a la producción recolectada, pero, cuando la empresa de Fernando y Pedro crezca lo suficiente, ¿empezaremos a expandir¿ el negocio y picar en la vecina Cantabria es una de las posibilidades. ¿Los cántabros son grandes consumidores de fabada y nos consta que valoran la calidad¿, con lo que pronto podrán encontrar la fabada de las vegas de Peñamellera con un sello de calidad que valore su lugar de procedencia.

Referencias

Diario del Oriente