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La promoción de escolares del 72 se reúne de nuevo en Panes

La promoción de escolares del 72 se reúne de nuevo en Panes

'Este sábado quince colegialas, que pasaron su infancia en Panes, entre los años 69 y 76,  y doce más que aún seguimos en el pueblo, además de Carmina Cuesta, que fue cocinera en el colegio, celebramos un encuentro tras cuarenta y tres años sin vernos. Lo que separó el tiempo y la distancia lo unieron las redes sociales y, tras los emocionantes primeros abrazos, recorrimos el colegio y el pueblo. Reímos, hablamos, nos contamos nuestras vidas, los primeros amores con algún monaguillo, los recuerdos del cole¿ Disfrutamos¿ y quedamos en seguir encontrándonos cada último sábado de septiembre'.

Así resume Celina Pérez Melero el encuentro que este fin de semana tuvo lugar en la capital de Peñamellera Baja entre los alumnos que un día, en la promoción del 72-73, asistieron al Colegio Santa Teresa para recibir clase en un centro educativo que hoy sería inviable por haber sabido combinar lo público y lo religioso. Porque en el Santa Teresa, a partir del año 75, las monjas y los maestros laicos impartieron clases de forma conjunta, siendo todos ellos los docentes de la única escuela que había en el concejo mientras se levantaba el colegio público Jovellanos.

El colegio Santa Teresa de Jesús, narra Celina Pérez melero, estuvo gestionado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, y empezó a albergar el centro docente de Peñamellera y un internado en 1965, en el chalet que hoy es el Hotel Villa Elena, en panes. Allí, recuerda, ¿llegaron en principio cinco monjas: sor Tomasa, sor Benigna, sor María Luisa, sor Inés y sor Isabel, las dos primeras permanecerían en Panes hasta que el colegio cerró. Los últimos años funcionó solo como internado, fue mixto, y niñas y niños acudían a las clases al colegio Jovellanos¿.

Echando la vista atrás Pérez Melero subraya la importancia de aquel colegio, y la de sus colegialas internas puesto que, a su juicio, ¿aportaron mucho a la vida del pueblo¿. No en vano, señala, ¿fueron nuestro primer contacto con gente de más allá del puente el Esgoviu, gracias a ellas conocimos las cuencas mineras, el bable, el resto de Asturias, León, Palencia¿¿

Y es que en el Santa Teresa ¿en principio recibían clases alumnos externos y algunas chicas internas de la zona, Peñamelleras Alta y Baja, La Hermida, etc¿ En las aulas había chicas y chicos, se cursaba la EGB y el antiguo bachiller elemental, el colegio funcionaba como libre y los alumnos se examinaban en Potes¿. Unos años después ¿empezaron a llegar al colegio alumnas internas, procedentes, principalmente, de las cuencas mineras de Asturias, León y  Palencia; eran beneficiarias de unas becas para hijos de mineros. En aquellos tiempos las comunicaciones eran mucho más difíciles que ahora y un viaje de Panes a Oviedo suponía unas cuantas horas para quien tuviera coche, en la línea de Mento o en el tren desde Unquera. Una aventura. Con lo cual las internas solo volvían a sus casas en vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano. Y visitas, recibían muy pocas¿.

Con aquel discurrir y ¿con la llegada de tantas internas¿, indica Melero ¿el chalet se fue quedando pequeño y construyeron el colegio más grande, el que hoy ocupa el Jovellanos, todo un lujo para Panes y Peñamellera, que empezó a impartir clases y a alojar niñas internas en el curso 69-70¿. Las dimensiones posibilitaron que ¿cada curso tuviera su aula y su profesora¿. De hecho, ¿los cursos más altos tenían una profesora para cada asignatura, mientras que en las escuelas públicas sólo había un aula para niños y otra para niñas¿.

En el curso 72-73, el de la promoción que acaba de unirse de nuevo, ¿previo a las posteriores concentraciones escolares, se unieron las escuelas públicas con el colegio religioso, de modo que maestros y monjas daban clase juntamente a niñas y niños en el colegio Santa Teresa. Sor Inmaculada, sor Benigna y unos jovencísimos don Ramón y don Carlos se hicieron cargo de los cursos superiores, a la vez que se construía el nuevo colegio público Jovellanos, hoy cuartel de la Guardia Civil, que empezó a impartir clases, tras la concentración escolar, en el curso 75-76¿.

La historia ha vuelto a virar y aquellos alumnos que vivieron aquel hecho tan significativo en el concejo se han unido de nuevo. ¿Desde el primer momento pareció que el tiempo no había pasado, que éramos los mismos. Pero con 43 años más¿, dice Celina. El próximo año serán 44 y volverán a reunirse el último sábado de septiembre.

Referencias

Diario del Oriente